Cruzando las Fronteras, Capitulo #9

El atardecer se filtraba a través de las cortinas de la habitación del Shibuya Hotel, bañando todo con una luz cálida y dorada. El Profesor Labrador, conocido entre estudiantes y maestros por su carácter severo y profesionalismo, se encontraba en el escritorio, revisando algunas notas con una expresión pensativa. Su esposa, la Profesora Retriever, estaba sentada en la cama, leyendo un libro con interés.

"¿Algo interesante en tus notas, querido?" preguntó la Profesora Retriever, sin levantar la vista del libro.

El Profesor Labrador sonrió de manera diferente a lo habitual, una sonrisa que, vieras por donde lo vieras, no le quedaba a un tipo tan serio como él. "Solo repasando algunos comportamientos de los estudiantes. Últimamente he notado algo peculiar en Bluey."

La Profesora Retriever levantó una ceja y cerró su libro, enfocándose en su esposo. "¿Peculiar? Bluey siempre ha sido una alumna ejemplar. ¿A qué te refieres?"

"Exactamente eso," dijo el Profesor Labrador, su tono suave pero cargado de un matiz desconocido. "Bluey siempre ha sido ejemplar, pero últimamente ha estado... más reservada. Parece distraída, como si tuviera su mente en otro lugar. Además, ha hecho amistades muy rápidamente, algo inusual para ella. Desde que salió de la primaria le ha costado hablarle a la gente."

La Profesora Retriever se inclinó hacia adelante, con una expresión preocupada. "¿Crees que algo le está molestando? Quizás deberíamos hablar con ella una vez más."

El Profesor Labrador se apoyó en el respaldo de su silla y cruzó las manos sobre su abdomen, adoptando una postura relajada pero calculadora. "Podría ser solo mi imaginación, pero algo me dice que hay más de lo que aparenta. La he visto salir de la habitación a horas inusuales. Tal vez esté explorando más de lo necesario."

"¿Explorando? ¿Qué quieres decir con eso?" preguntó la Profesora Retriever, confundida.

El Profesor Labrador soltó una pequeña risa, algo más ligera y despreocupada de lo habitual. "Oh, nada grave, solo una intuición. Pero estaré observando más de cerca, por si acaso. No quiero que ninguno de nuestros estudiantes se meta en problemas innecesarios."

La Profesora Retriever frunció el ceño, pero asintió. "Bien, confío en tu juicio. Pero no seas demasiado duro con ella, Labrador. Bluey siempre ha sido una buena chica."

El Profesor Labrador se levantó del escritorio y se acercó a su esposa, dándole un beso en la frente. "No te preocupes, querida. Solo quiero asegurarme de que todos estén a salvo y que nada ponga en peligro nuestro viaje."

Mientras se apartaba, sus ojos brillaron brevemente con una intensidad desconocida, una chispa que sugería un leve cambio, algo que sin duda no estaba del todo bien. La Profesora Retriever no pareció notarlo, pero en el fondo, comenzaba a preocuparse por su marido, el no solía hablar tan abiertamente sobre sus planes, lo habitual era que comentara brevemente sobre que tramaba algo y luego lo ejecutaba sin decir nada más.

"Buenas noches, querida," dijo suavemente, mientras se dirigía a la puerta. "Voy a dar un paseo para despejar mi mente."

La Profesora Retriever lo observó irse, sintiendo una leve incomodidad que no pudo explicar. Algo en su esposo había cambiado, y aunque no sabía qué era, una parte de ella deseaba que no fuera nada más que el cansancio de un largo día.



Llegó el siguiente día, y nuevamente, los estudiantes tuvieron un día libre de paseos guiados para poder ir a cualquier sitio, y Bluey, quien ya tenía planes, se preparó para la salida que había planeado ese día. Bluey tomó el móvil y marcó el número de Haru para avisarle que saldría en breve.

"Hola, amiga querida, ¿el motivo de tu llamada es acaso nuestra salida?" dijo Haru casi inmediatamente al contestar.

Bluey, muy educada, continuó: "Buenos días, sí, Haru. ¡Estoy muy emocionada! Akihabara es un lugar del que he oído mucho y me gustaría ver todo lo que tienen, igual y encuentro algo que de verdad sea flipante" respondió Bluey, tratando de imitar el tono tan refinado de Haru.

"Muy bien, nos vemos en la estación de Shibuya en 15 minutos" le respondió Haru antes de colgar, cosa que desconcertó un poco a Bluey, quien quería al menos unos pocos detalles de cómo iría vestida Haru para identificarla un poco mejor.

Después de una rápida ducha y un desayuno ligero, Bluey se puso sus zapatillas favoritas y salió corriendo para encontrarse con Haru en la estación de Shibuya. Cuando llegó, Haru ya estaba allí, vestida con un elegante atuendo casual que estaba un poco fuera de moda, pero que era muy bonito igualmente. 

"Bluey, querida, has llegado al fin," le dijo Haru mientras sonreía de forma adorable. Bluey trató de resistirse, pero no pudo y entonces se carcajeó diciendo: "¡Vestida de esa manera y hablando así pareces una abuelita!"

No pasó mucho tiempo antes de que ella se diera cuenta de lo mal que aquello se había escuchado y se detuvo para ver a Haru, aunque fue una gran sorpresa cuando ella también comenzó a reír.

"¡Oh, santo cielo! Al verme al espejo esta mañana pensé lo mismo, pero supuse que no lo notarías," le dijo entre risas. Mientras las risas de Bluey y Haru llenaban el aire, las dos amigas abordaron el tren.

Bluey se sintió aliviada al ver lo bien que Haru tomó la broma. De hecho, parecía que había fortalecido su vínculo. Bluey, quien hasta ahora no había utilizado el tren, ni siquiera en Brisbane, se sintió ligeramente nerviosa, pero no le preocupó tanto dado que estaba con alguien en quien confiaba. Algo que sí le preocupó fue la tarifa de 300 yenes que les había cobrado la máquina cuando quisieron bajar, puesto que el pase de estudiante de Haru no lo cubría. Sin embargo, lejos de molestarse, Haru sonrió y pagó los 600 yenes por las dos. Parecía que el día empezaba de maravilla.

Al llegar a Akihabara, Bluey se sorprendió al ver lo colorido que el lugar era. Hacia dondequiera que miraras, los edificios se encontraban decorados con muchísimos colores distintos que hacían parecer que el lugar estaba vivo, y los escaparates de las tiendas exponían sus contenidos de forma que invitaban a cualquiera a observar sus preciosas formas. Bluey quería con todas sus fuerzas salir corriendo a buscar lo que quería, pero se contuvo. Este día lo pasaría con Haru porque eso le había prometido, y no dejaría que unas cuantas decoraciones arruinaran esa experiencia.

La primera cosa que hicieron era algo que Bluey estaba casi segura de que harían: se detuvieron en una pequeña tienda de jardinería.

"Perdona las molestias, Bluey. Es que necesito un par de cosas," dijo Haru. Bluey le hizo un ademán para indicarle que no pasaba nada, mientras observaba las plantas que la señora de esa pequeña tienda tenía en exhibición: un bulbo rosado y grande con unas pequeñas hojas en su base, plantado en una maceta demasiado grande, y una enorme flor morado oscuro plantada en una maceta demasiado chica, seguida por una flor que parecía un cerebro. Aquella jardinería era sin duda un lugar singular que valía la pena ver.

Haru salió rápidamente del lugar, algo avergonzada, miró a Bluey y dijo: "Lo siento en verdad, quería mandar a Ryuji a traer estas cosas pero lo olvidé por lo feliz que estaba de enseñar a alguien mis lugares favoritos aquí en Akihabara."

Bluey rió levemente, imaginando a Ryuji tomando todas las cosas incorrectas y llevándoselas a Haru, mientras ella la llevaba hacia una tienda de electrónica. El sitio no era visualmente muy distinto a una tienda común de electrónicos, tenían lavadoras y teles, y claro que también tenían móviles y laptops. Bluey se acercó a ver los móviles más recientes y se sorprendió al ver que tenían uno que le interesaba mucho, el Startech X24 Mega, el mejor modelo disponible.

Haru notó rápidamente que Bluey estaba viendo aquel aparato y le preguntó: "¿Te flipa ese móvil? ¿Te parece bien si te lo regalo?"

Bluey saltó del susto. "¡¿Eh?! ¡¿Qué dices?! ¡¿No te parece un poco caro para un regalo amistoso?!" le dijo ella, muy sorprendida.

Haru sonrió. "No es tanto para mí, además, ¿recuerdas lo que Ren pagó por tu arma? Si te sirve, te lo compro yo," le dijo Haru.

La cachorra estaba al borde de las lágrimas; nadie nunca había hecho algo así por ella habiéndole conocido hasta hace tan poco. Pero considerando que Bluey le había salvado la vida a varios de los Ladrones, tenía sentido que Haru sintiera que le debía algo. Llevaron uno de los móviles a la caja registradora, donde una Border Collie con cara de pocos amigos les recibió.

"¿Tarjeta o efectivo?" les dijo, con la que posiblemente fuera la voz más monótona y aburrida del mundo.

"Efectivo," le dijo Haru, mientras buscaba en su bolso.

"Bien, serán 225,550 yenes," le dijo. Haru pareció asustarse por un instante, pero ese breve momento de miedo fue inmediatamente reemplazado por una expresión de determinación.

"¿Qué has dicho? Allá en la exhibición ponía que este cacharro cuesta 176,664 yenes, tú me lo estás poniendo al doble," le espetó Haru. La chica, algo asustada, dijo: "Señora, por favor, cálmese. Mire que usted se está llevando el modelo de un tera de almacenamiento y..."

Probablemente ella iba a continuar, pero Haru le gritó: "¡Ni un tera ni ocho cuartos! Este es el de 256 gigas. Mira que yo no sé mucho de móviles, pero que me estés vendiendo esto al precio de un coche es para llamar a la policía. ¡¿Quieres que les llame y reporte este negocio de cuarta por estafa?!"

La chica tecleó algo rápidamente y dijo, claramente muy asustada y tartamudeando: "Son... ciento... ciento sesenta... ciento sesenta mil seiscientos sesenta y cuatro yenes, señora."

Haru sonrió, pagó con el dinero exacto, tomó la caja con el móvil y salió. La chica por su parte se acercó a su compañero y dijo: "Esa señora sí que ama a su nieta."


Bluey quedó absolutamente sorprendida por lo que acababa de suceder por varias razones, no sólo porque una amiga que apenas había conocido hace una semana le había comprado un móvil muy caro, pero también porque la chica que ella había creído era muy dulce y tranquila de hecho escondía un lado muy rudo, y aunque eso parecía obvio por la forma en la luchaba en el Metaverso, lo que de verdad era sorprendente es que Haru quisiera mostrar esa parte de si misma en público, ''Haru, muchísimas gracias por esto, ¿debería pagártelo?'' le dijo preguntó, preocupada por la situación ''No. He rentado un parque de atracciones antes para hacerle una fiesta a mis amigos, ¿escuchaste del día que el Seaside Park cerró? Fue por esa mismísima fiesta, fíjate'' comentó Haru, como quien dice ayer fui a comprar el pan. Bluey estaba que no se lo creía, quiso preguntar cómo o porqué haría tal cosa, aunque las palabras no salieron de su boca dado que su asombro era muy grande para permitirle decir algo.


Haru notó que Bluey la miraba cómo quien mira a una reina y le dijo ''Venga, no ha sido para tanto. Vamos, que por aquí está otra cosa que quiero ver, he oído que venden buenos Mangas'' dijo Haru mientras salía corriendo, Bluey tardó un instante en reaccionar pero la siguió hasta una tienda llamada ''The Best Shonen'' un nombre algo exagerado pero que le quedaba al lugar, dado que el interior estaba a rebosar de manga, figuras de acción, posters y muchas cosas más, y de hecho, la pieza central era una estatua del famoso personaje All Might, el imponente Tosa Inu parecía incluso ser de verdad, puesto que el detalle en todo el esculpido del personaje era fantástico, y de hecho, todo el lugar tenía estatuas de personajes igual de impresionantes. Haru se separó rápidamente de Bluey, quién fue a buscar algo que no fuese tan popular, puesto que los mangas más populares eran muy caros. No tardó mucho en encontrar un manga llamado ''Gin No Kishi'' que le pareció muy interesante, la imponente figura de un perro con armadura medieval en la portada estaba muy bien detallada, pero mientras caminaba se dio cuenta de que Haru probablemente no supiera nada sobre Manga, y decidió llevar algo para ella. Su primer instinto fue ''Hello, Kitty!'' pero al darse cuenta de que los Manga de esa serie eran de hecho bastante aburridos decidió jugar a la segura y escoger ''Jujutsu Kaisen'' una serie llena de acción que seguramente le gustaría a Haru, dado que había probado que eso era lo suyo. Aunque al llegar con el cajero Bluey notó algo muy sorprendente, Haru había escogido varios volúmenes de ''Berserk'' y ''Devilman'' dos manga que, para ponerlo de forma simple, eran un millón de veces más violentos que gritarle a una cajera, o incluso que atacar a una Sombra con un hacha. Nuevamente, Bluey se sorprendió al ver que no sabía prácticamente nada de Haru, mientras dejaba silenciosamente el maga que había escogido para ella. Haru notó esto y recogió el Manga que Bluey había dejado ''Nunca he leído este, y ese tal Gojo me parece muy poderoso, me lo llevo.'' Bluey sonrió, feliz de haber podido complacer a Haru, ''Caray, mira la hora, sé que no es muy tarde pero si nos quedamos más tiempo se nos va hacer de noche al querer irnos de vuelta, ¿vienes?'' dijo ella tras haber visto el reloj en la pared, ''Sí, tienes razón. Si llego tarde capaces son de expulsarme del cole'' le respondió Bluey, en parte en broma y en parte en serio.


Al subir al tren de regreso a casa, Bluey comenzó a platicarle a Haru sobre lo que le había pasado el día anterior con Ren, hasta que unos hombres en traje sentados junto a ellas, captaron su atención ''Sí, es terrible... el Jefe no ha querido donar ni un centavo para cubrir lo de los accidentes de los últimos meses, y con la muerte del tal Okumura y la salida de Shido de la candidatura las cosas se han puesto feas'' dijo uno de ellos, un perro flacucho y gris, ''Pues claro que se han puesto feas, desde que estamos con eso de la caridad entre comillas el Jefe no ha parado con su táctica de ya-sabes-que'' dijo el otro, un Poodle desaliñado con el pelaje sucio, ''Eh, no importa, por lo que sé gracias a todo el asunto con Shido el Jefe querrá todo listo en una semana o dos, ¿ya tienes el papeleo listo?''  dijo el perro gris, ''Sí, según mis cálculos la Academia Shujin debería quedarse sin fondos pronto y deberán acudir a alguien, sería una lastima si alguien fuese esparciendo rumores falsos sobre los profes y estudiantes para que nadie les apoyara, y cerrasen'' respondió el Poodle, en un susurro malévolo, ''Exacto, y, si esa tragedia ocurriera, ¿a quién le quedaría esa propiedad?'' pregunto sarcásticamente de nuevo el asqueroso sujeto, ''Al Jefe'' respondió su amigo, antes de que el viaje se sumeria en silencio absoluto.


Al llegar a la estación y bajar del tren Haru y Bluey se miraron distraídamente mientras subían por las escaleras hacia Shibuya, Bluey sacó su móvil y envió un mensaje a Haru ''Llama a Ren al llegar a casa, te mando mensaje porque esos mafiosos pueden oírnos'' ponía el S.M.S, Haru respondió muy rápido, claramente preocupada ''Muy bien. Mañana mismo nos reunimos para discutir esto. Jamás pensé que tuviéramos otro objetivo tan pronto'' Ambas se despidieron y caminaron hacía direcciones diferentes, pero ninguna notó a una figura observándolas en la distancia, aquel sujeto sonrió y habló entre dientes, tan bajo que solo pudo ser para sí mismo ''Así que tienes amigos, Bluey. Muy bien, estaré complacido de hablar acerca de estas conexiones con el consejo escolar'' aunque nadie más pudo notarlo, incluso Bluey, aquel Labrador escondido bajo una capucha iba a ser un gran peligro, muy, muy pronto.

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