William se encontraba allí, sentado en el suelo de su dormitorio, mientras aquella extraña voz le susurraba cosas indescriptibles al oído. El no podía entender por qué aquella demoníaca entidad había decidido atormentarlo específicamente a él, de entre todas las personas en el mundo. La voz parecía venir de todas partes al mismo tiempo, pero William sabía muy bien que su origen se encontraba en la oscura figura parada afuera de su ventana, que lo observaba en silencio con unos ojos vidriosos. Lo que William no sabía era de dónde había salido tan horripilante ser, puesto que nunca había sido la clase de persona que se relaciona con lo paranormal, de hecho, sentía un profundo rechazo a todo lo relacionado con el terror. Tal vez, lo que había atraído a esta bizarra aparición a su vida fue el extraño experimento que había intentado hace poco, que claramente había fallado. Había pasado hace unos nueve meses, cuando leyó algo relacionado con crear una criatura en tu mente, la gente en intern...