Bluey Heeler era una cachorra normal de 15 años de edad que vivía en Brisbane Australia, y como cualquier otra cachorra, ella tenía un grupo de ídolos, pero ellos no eran cantantes, ni modelos, ni siquiera un equipo de gaming, eran los Ladrones Fantasma de Corazones, un equipo de héroes con misteriosos poderes que se dedicaban despertar el corazón de los malhechores. Bluey era la más grande fan de los Ladrones en todo su vecindario, y sus vecinos lo sabían, ya que desde hacía meses ella no paraba de hablar de ello, argumentando que lo había leído en un foro japonés y le había parecido lo más genial del mundo. En ese corto período de tiempo ella se las arregló para comprar cada pieza de mercancía que se vendiese de la marca de los Ladrones Fantasma, desde Avisos falsos, figuras de acción, hasta réplicas de sus icónicas máscaras, ella lo tenía todo. En el instituto, los Ladrones no eran el tema más popular de conversación, pero ella y su mejor amiga Honey siempre hablaban ...